Los adaptógenos se tratan de sustancias descubiertas en 1947 por el científico N.V. Lazarez, procedentes de plantas con propiedades para normalizar las funciones del cuerpo humano, ayudándole a superar las situaciones de estrés y cuya principal cualidad es que se trata de elementos seguros y no tóxicos.
Cómo gestiona nuestro cuerpo el estrés
El estrés es un mecanismo natural del cuerpo humano para gestionar situaciones de peligro o fatiga excesiva, mediante la activación del hipotálamo, la hipófisis, las glándulas suprarrenales y el sistema nervioso vegetativo, que a su vez liberan determinadas hormonas que conducen a la producción de cortisol, conocida como la hormona del estrés, que pone al organismo en estado de alerta y prepara el cuerpo para realizar el esfuerzo extra que requiera el control de la situación.
Este proceso, lejos de ser negativo, es muy beneficioso para el cuerpo, ya que produce la respuesta necesaria para enfrentarse a las situaciones de peligro o esfuerzo extra y salir airoso de las mismas. Ahora bien, si en una segunda fase, cuando deben normalizarse de nuevo los niveles de hormonas y desaparecer los síntomas asociados al estrés, esto no ocurre, ya sea porque el estímulo se alarga en el tiempo o porque el cuerpo no es capaz de regularse solo, se generará una situación de agotamiento y falta de energía, que puede derivar en la aparición de distintas patologías.
Si el estrés y sin síntomas se cronifican en el tiempo, la persona posiblemente acabará sufriendo dolencias relacionadas con los sistemas vascular, inmunitario, dérmico y cardiaco, entre otros.
Pero, ¿qué causa el estrés? No hay respuesta única a esta pregunta, ya que cada individuo reacciona de forma distinta a las dificultades de la vida; incluso, la misma persona puede reaccionar de forma diferente en distintos contextos y momentos, en función de su estado de ánimo o de las circunstancias externas que rodean a la dificultad.
Sin embargo, existen una serie de circunstancias que frecuentemente son origen de un cuadro de estrés. Podemos diferenciarlas entre físicas, psicológicas y sociales o laborales.
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Las causas de estrés físico más frecuentes son el hambre y la sed prolongados, las temperaturas extremas, el esfuerzo prolongado, especialmente en el contexto de la práctica deportiva, y los traumatismos y enfermedades, especialmente aquellos de gravedad moderada a alta y que corresponden con procesos largos.
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Las principales causas psicológicas para el estrés son la gestión de las emociones, la preocupación, los posibles traumas psíquicos y los sentimientos negativos, como la frustración, los celos… Aunque es normal tener este tipo de sentimientos de forma puntual, si se cronifican podemos someter al cuerpo y la mente a una situación de estrés que acarree otro tipo de complicaciones.
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Entre los motivos sociales y laborales para sufrir estrés destacan, como no podía ser de otra forma, el trabajo (exceso del mismo o, por el contrario, carencia absoluta en una situación de desempleo) y los estudios (exámenes, pruebas, entrega de trabajos…). Además, la familia como fuente de conflictos y los problemas económicos son dos grandes fuentes de estrés psicológico para aquellas personas que lo sufren.
¿Cómo actúan los adaptógenos contra el estrés?
Pero, ¿qué son los adaptógenos y cómo actúan contra el estrés? Como ya hemos explicado, se trata de sustancias naturales que ayudan al cuerpo a regular sus funciones y respuestas frente a las situaciones de estrés, contribuyendo a la normalización de las funciones del organismo. Entre otros efectos, se atribuye a los adaptógenos la capacidad de:
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Mejorar la energía, tanto física como mental.
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Mejorar la resistencia física y mental.
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Compensar los posibles efectos que la falta de sueño tiene sobre el cuerpo y la mente.
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Contribuir a la mejora de la memoria y de la percepción, gracias a la protección que ejercen sobre el cerebro y el sistema nervioso.
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Ayudar en el alivio de la ansiedad y la depresión.
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Actuar como antioxidantes en la protección contra los radicales libres.
Eje HHA
El eje hipotalámico-hipofisario-adrenal o eje HHA está formado por las interacciones entre el hipotálamo, la glándula pituitaria y la glándula suprarrenal y constituye una parte fundamental del trabajo del sistema endocrino, actuando sobre procesos tan dispares como el estrés, la digestión, el sistema inmune, las emociones, la conducta sexual y el metabolismo, entre otros.
Los adaptógenos actúan, precisamente sobre el eje HHA, contribuyendo a la normalización de las funciones corporales y proporcionando, por un lado, la energía que necesitamos para que nuestro cerebro esté “despierto” y funcione a la perfección, al mismo tiempo que nos proporciona la calma que necesitamos en situaciones de estrés y ansiedad.
Adrenalina, noradrenalina y cortisol
Tanto la adrenalina como la noradrenalina y el cortisol son conocidos como las hormonas del estrés, precisamente por ser los neurotransmisores que segrega el cuerpo humano en situaciones de tensión, fatiga o angustia, permitiendo que el organismo pueda responder a estas circunstancias, liberando las reservas de energía y llevando al individuo a un estado de alerta.
Se trata, por tanto, de sustancias esenciales, sin las que el ser humano no hubiera sido capaz de sobrevivir en los momentos de peligro y que, aún hoy, tienen una importantísima función en la gestión del estrés. Sin embargo, una incorrecta generación de estos neurotransmisores, tanto por exceso como por defecto, puede acarrear problemas de salud en el individuo.
Los adaptógenos influyen sobre los efectos de las hormonas del estrés, contribuyendo a su normalización, gracias a que estimulan la producción del neuropéptido Y (NPY) y la proteína del choque térmico Hsp72. Ambas sustancias mejoran la capacidad de adaptación de las células, mejorando la función del cerebro durante los momentos de estrés físico y mental:
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Actúan sobre la producción de hormonas del estrés, reduciendo la respuesta fisiológica al mismo.
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Eliminan los radicales libres, lo que genera un efecto antioxidante que reduce los daños de estos sobre las células.
Plantas adaptógenas que te ayudarán con el estrés
Existen muchas plantas con propiedades adaptógenas, aunque no todas han sido igual de investigadas y, por lo tanto, no se han comprobado sus efectos con igual seguridad. A continuación te explicamos un poco acerca de las más estudiadas y cuyo uso está más extendido, que destacan por poseer compuestos químicos como las saponinas, los esteroles, los fenilpropanoides, los fenilalcanoides y los lignanos, todos ellos responsables de mejorar la gestión fisiológica y el impacto del estrés en nuestra salud.
Ashwagandha
La ashwagandha o withania somnífera se utiliza desde tiempos inmemoriales en la medicina ayurveda en estados de insomnio, estrés o para la mejora de la memoria. Además, entre las propiedades de la ashwagandha, destacan la capacidad para reducir la presión arterial, desarrollar el sistema inmunológico y mejorar la función sexual femenina, con grandes beneficios sobre los síntomas de la ansiedad. La ashwagandha es el principio activo de nuestras cápsulas antiestrés Electra.
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Bacopa
La bacopa o hisopo de agua es una planta procedente del sudeste asiático, utilizada en el ámbito de la medicina ayurvédica por sus propiedades en la mejora de la memoria y la reducción de la ansiedad. Su gran cantidad de componentes activos, entre los que destacan los alcaloides y las saponinas, tienen efectos de mejora en la función cognitiva, propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y neuroprotectoras y, además, se considera un adaptógeno por sus cualidades para aumentar la resistencia del cuerpo al estrés, reduciendo estados de fatiga mental.
Bayas de Schisandra
Conocidas en China como la fruta de los cinco sabores, ya que pueden tener matices amargos, ácidos, dulces, picantes y salados a la vez, el efecto principal de las bayas de schisandra es el aumento de la energía, sin aumentar el estrés o la ansiedad, ya que se trata de un adaptógeno.
Además, la schisandra tiene propiedades de mejora de la función hepática, contribuye a mejorar la respiración, especialmente en estados de ansiedad, y es muy popular en China por sus beneficios sobre la suavidad, firmeza y apariencia de la piel.
Bayas de Goji
Su alta concentración de vitaminas (especialmente vitamina C), minerales, aminoácidos, polisacáridos, esteroles, micronutrientes, fitoquímicos y antioxidantes convierten a las bayas de Goji en un suplemento fantástico contra la acción de los radicales libres, lo que contribuye directamente a incrementar la esperanza de vida, mejorar la apariencia de la piel y fortalecer el sistema inmunológico.
Además, contribuye a reforzar la función de las glándulas suprarrenales, lo que ayuda con la gestión del estrés, normalizando la respuesta fisiológica del cuerpo al mismo.
¿Qué otros suplementos podemos tomar para el estrés?
Además de los ya mencionados, existen otros adaptógenos y plantas medicinales que pueden contribuir a mejorar la respuesta del organismo a una situación de estrés puntual o extendida en el tiempo. Algunos de los más populares son:
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Rhodiola: mejora los síntomas del estrés, la fatiga, el agotamiento y la ansiedad. Además, sus propiedades contribuyen a la mejora del rendimiento deportivo.
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Valeriana: ayuda a mejorar la calidad del sueño, uno de los primeros factores que se ven afectados en situaciones de estrés.
- L-teanina: se trata de un aminoácido con propiedades para relajar el cuerpo y la mente pero sin efecto sedante, lo que permite reducir los síntomas del estrés manteniendo, e incluso mejorando, la función cognitiva.